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Un paseo por la Barcelona más modernista nos acercará a conocer los más bellos monumentos y edificios arquitectónicos de la ciudad y, en especial, la figura de Antonio Gaudí. ¡Toma nota!
Las Casas de Paseo de Gracia
El Paseo de Gracia (‘Passeig de Gràcia’ en catalán) es una de las avenidas más importantes de Barcelona. Allí se concentran una gran variedad de edificios de una clara corriente modernista, obras de grandes arquitectos de la época como Gaudí, Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch, Josep Vilaseca i Casanovas, entre otros. Estos edificios han sido restaurados y, al ser una de las zonas turísticas por excelencia, en las plantas bajas podemos encontrar restaurantes, cafeterías, joyerías, firmas de moda, entre otros establecimientos. Estos son algunos de lo edificios de la avenida que no debemos perdernos:
Casa Cama i Escurra: famosa por los elementos que decoran las fachadas, balcones y puertas. Aunque el aspecto actual del edificio no se corresponde con el diseño original del arquitecto Francesc Berenguer i Mestres, está considerado como uno de los puntos imprescindibles en nuestra ruta del modernismo.
Casa Fuester: construido en 1911 por Lluís Domènech i Montaner junto a su hijo Pere Domènech i Roura. Fácilmente reconocible por la esquina cilíndrica con balcones que asoma a la Avenida, y por las fachadas de un característico mármol blanco. Hoy, alberga un gran hotel de lujo.
Mercat de la Llibertat: además de haber sido remodelados en varias ocasiones, hoy se alza como uno de los edificios que ha sabido mantener la esencia original del modernismo. Miquel Pascal y Tintorer junto con Francesc Berenguer i Mestres son responsables de esta obra arquitectónica, considerada como el mercado por excelencia del barrio.
El Café de Los Cuatro Gatos
Ubicado en los bajos de La Casa Martí, un edificio modernista del arquitecto catalán Josep Puig i Cadafalch, ‘Els Quatre Gats’ fue un famoso local de reunión y tertulias de grandes intelectuales de la época. El pintor Pablo Picasso llegó a organizar exposiciones de arte, se celebraban espectáculos musicales y veladas literarias al más puro estilo parisino de ‘Le Chat Noir’. En 1903, la taberna cayó en una profunda crisis y se vio obligada a cerrar sus puertas. En la década de los 70 reabrió como bar-restaurante y así continúa hasta nuestros días, considerándose una de las paradas imprescindibles donde historia y arquitectura se dan la mano.
El Palau de la Música
En el barrio de San Pere nos encontramos con nuestra siguiente parada obligatoria: El Palau de la Música
Considerado como la perla arquitectónica del modernismo catalán, nos encontramos con un edificio que fue construido entre 1905 y 1908 por el famoso arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner. Para su construcción se aplicaron técnicas muy avanzadas donde se combinan todas las artes: escultura, mosaico, vitral y forja.
Además de ser la única sala de conciertos declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Palau de la Música es también un punto de encuentro de ocio y cultura.
La Casa Macaya
Siguiendo las huellas del modernismo por las fachadas más emblemáticas de Barcelona, nos encontramos La Casa Macaya. Ubicada en el número 108 del Paseo San Juan (Passeig de Sant Joan en catalán). Nos encontramos con una imponente fachada de estucado blanco y escultura en piedra diseñada por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch. La Casa Macaya destaca por ser una auténtica belleza arquitectónica, donde se puede apreciar el contraste entre la sencillez de los blancos de las fachadas y la carga de motivos florales o las ventanas ornamentadas.
La Sagrada Familia
Llegamos a la que quizás sea la joya del modernismo: La Sagrada Familia. Considerada la obra maestra del arquitecto Antonio Gaudí es, hoy, icono por excelencia de la ciudad siendo el monumento más visitado en España, y uno de los más visitados a nivel mundial.
Gaudí dedicó 43 años de su vida al proyecto, pero tras su muerte en 1926, tan solo se había construido una de las dos torres previstas. Gaudí, había dejado como legado para la posteridad un completo conjunto de planos y maquetas, con la clara intención de que la construcción llegará a su fin. En la actualidad y gracias a los fondos obtenidos con la venta de entradas, se ha podido avanzar en la construcción, pero se esperan que las obras finalicen en el 2026, coincidiendo así con el centenario de la muerte del genio Gaudí.
Profundizando en los aspectos arquitectónicos de esta obra de arte, tenemos frente a nosotros un templo reconocible desde lejos por sus torres, que se elevan en una tímida competición por tocar el cielo, y por sus fachadas, que no pasan desapercibidas para los más curiosos y amantes del arte. Gaudí aplicó técnicas arquitectónicas que nos recuerda a otros edificios que llevan grabados en el estilo tan característico que diferencia al arquitecto y aportó nuevas ideas de construcción, como la aplicación de arcos catenarios que permiten levantar grandes edificios sin necesidad de contrafuertes, de ahí sus características columnas inclinadas.
La Sagrada Familia representa símbolos de la fe cristiana que se reflejan en sus tres fachadas principales:
Fachada del Nacimiento: la única que Gaudí pudo ver terminar, muy decorada y llena de vida.
Fachada de la Pasión: representa la pasión, muerte y resurrección de Cristo diseñada por el escultor Josep Maria Subirachs entre 1987 y 2009. Con una apariencia más austera, con formas geométricas.
Fachada de la Gloria: la más grande y monumental de todas. Es la entrada principal al templo.
En el interior de esta majestuosa obra de arte se corresponde con un templo de cruz latina de 5 naves centrales. Sobre el punto de cruce de la planta, se encuentra un ábside semicircular. Tanto las fachadas del exterior como el interior del templo acogen elementos propios de la naturaleza. Por ello, las columnas se asemejan a troncos de árboles, ramajes, etc.